Cuando el frío llega al hemisferio sur, Chile se transforma en un destino de contrastes: desde montañas nevadas hasta playas con brisa gélida, pasando por viñedos dorados y platos humeantes que reconfortan el alma. Si estás pensando en viajar en invierno, prepárate para un país que no se detiene con el frío. Al contrario: se vuelve más intenso, sabroso y encantador.
1. Nieve y montaña: postales de invierno inolvidables
La nieve es la gran protagonista del invierno chileno. Desde junio hasta agosto, miles de visitantes —especialmente desde Brasil— llegan para vivir su primer contacto con la nieve.
Destinos imperdibles:
- Valle Nevado, a solo 60 km de Santiago: ideal para esquiar o simplemente jugar con la nieve.
- La Parva y El Colorado, perfectos para familias o principiantes.
- Cajón del Maipo y Embalse El Yeso, ideales para una excursión de un día entre montañas nevadas.
No necesitas ser un experto en deportes para disfrutar de estas postales. Basta con llevar ropa abrigada (o alquilarla allá) y una buena cámara.
2. Rutas del vino: calidez en cada copa
Mientras en Europa el invierno invita al encierro, en Chile las viñas siguen vivas. De hecho, muchas abren sus puertas con experiencias exclusivas en temporada baja.
Viñas recomendadas cerca de Santiago:
- Concha y Toro, con tour histórico + degustación.
- Santa Rita, que ofrece paseos en bicicleta y restaurante propio.
- Undurraga, famosa por su cava subterránea.
¿Un plan perfecto para un “buenos días martes” invernal? Un desayuno ligero, un paseo por los viñedos y una cata de tintos junto a la chimenea.
3. Comida típica chilena: platos que abrigan
En invierno, la cocina chilena saca lo mejor de sí. Es temporada de cazuelas humeantes, caldillos, empanadas al horno y sopaipillas pasadas. Platos humildes, pero cargados de historia y sabor.
Algunos lugares donde probarlos:
- Cocinerías del Mercado Central.
- Fondas o restaurantes criollos en barrios tradicionales.
- Restaurantes en Providencia, que combinan lo moderno con lo clásico: desde cocina mapuche hasta fusión chilena-asiática.
4. Playas en invierno: otra forma de respirar el mar
Aunque no es temporada para bañarse, las playas chilenas tienen un encanto único en invierno. La bruma del mar, las caminatas sin multitudes y los cafés frente al océano crean una atmósfera casi cinematográfica.
Playas recomendadas:
- Zapallar y Maitencillo, perfectas para desconectar.
- Valparaíso y Viña del Mar, con panoramas culturales y bohemia costera.
- Pichilemu, donde los surfistas siguen activos incluso en pleno julio.
5.Termas y relajo: calor natural en medio del frío
Chile está lleno de fuentes termales naturales. En invierno, son un verdadero regalo.
Experiencias recomendadas:
- Termas de Chillán, combinan ski con spa.
- Valle de Colina (Cajón del Maipo), aguas termales a cielo abierto.
- Termas Geométricas, en la región de Los Ríos, un templo del descanso rodeado de bosque nativo.
6. Santiago en invierno: cultura y panoramas urbanos
La capital también tiene mucho que ofrecer en temporada fría. Museos, cafés, barrios con historia y terrazas calefaccionadas forman parte del plan.
Qué hacer:
- Subir al Sky Costanera y ver la ciudad con la cordillera nevada de fondo.
- Pasear por Lastarria y Barrio Italia, llenos de librerías, galerías y diseño.
- Comer en restaurantes en Providencia, donde el menú de invierno suele incluir sopas, vino caliente y platos chilenos gourmet.
7. Souvenirs y recuerdos: qué llevar de regreso
Antes de volver, no olvides llevarte un poco del invierno chileno contigo:
- Vinos tintos y espumantes locales.
- Chocolates artesanales del sur.
- Ropa de lana y tejidos andinos.
- Artesanía en greda o madera de la zona sur.
Un invierno diferente, lleno de contrastes
Chile en invierno es mucho más que nieve. Es vino, montaña, fuego, mar, cultura y sabores. Y lo mejor es que todo está al alcance de un viaje corto, muchas veces desde Santiago.
Ya sea que despiertes con una copa frente a los viñedos o compartas sopaipillas en una terraza de Providencia, te darás cuenta de que el invierno aquí no se sufre, se celebra.